viernes, 28 de noviembre de 2014

Dos hombres y un distinto destino

    Corrían los años 40 del siglo pasado. En esos años de hambruna y pobreza nacían en la Cuenca Minera asturiana dos "rapacinos" con tan solo dos años de diferencia entre uno y otro. Primero Gerardo, en 1943 en La Cerezal, cerca de Mieres. Después, en la localidad langreana de Tuilla, a escasos kilómetros, José Ángel. Como muchos "guajes" de la época, muy pronto tuvieron que abandonar sus juegos de "caleya" y ponerse a trabajar para el sustento familiar, primero en la construcción y después, con 15 y 16 años, al igual que muchos de sus compañeros de andanzas infantiles, en ese agujero negro que es la mina. 

    Eran épocas agitadas y de lucha obrera, así que a nuestros dos protagonistas enseguida se les vio merodeando por los sindicatos. Gerardo, quizás por haber vivido esa lucha desde muy temprano (vio como la policía franquista apaleaba el estómago de su padre cuando tenía 5 años). Nada más entrar en la mina es cuando empieza su militancia en el Partido Comunista y en la organización de CC.OO. José Ángel toda la vida oía en el bar de su padre las quejas de mineros y discusiones sindicalistas por lo que tampoco era raro verle por esos ambientes. Eran, como decía, los años de las huelgas y la huelgona en la minería asturiana. Sufrieron la persecución de la represión franquista hasta el punto de que a Gerardo lo detuvieron, torturaron y encarcelaron en diferentes ocasiones. Mientras, José Ángel, después de haber perdido varios empleos, es captado por el comisario de la Brigada Político-Social Claudio Ramos, que le vuelve a conseguir un empleo en la mina a cambio de vender a sus compañeros e informarle de todas las reuniones comunistas y anarquistas que se producían en clandestinidad y a las que asistía asiduamente. 

    Muere el dictador y empieza esa época a la que le pusieron el nombre de Transición y que se empeñaron en ponerle el disfraz de democracia. Gerardo formó parte de la dirección de CC.OO y tras la dimisión de Santiago Carrillo accede, según él "muy a su pesar", a la secretaría general del PCE. En 1986 participa en la formación de Izquierda Unida convirtiéndose además su primer coordinador general. El chivato, por otra parte y aconsejado por su ya amigo Ramos, ingresa en el PSOE y UGT  ya que según palabras del poli eran "ambientes más moderados que los que podía haber en el PCE o la CNT". Así es como funda el Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA), siendo su secretario general en 1979. 

   Gerardo es elegido en 1986 diputado por Madrid y, dos años después, renuncia a su escaño y cualquier cargo que pudiera ostentar dentro del partido al no compartir la linea política que estaba llevando a cabo su organización. Se volvió a Asturias recién separado, con un hijo de 11 meses (a su cargo) y 400.000 pts que a duras penas le había cedido el PCE. Al estar "excedente de Hunosa", regresa al que fuera su trabajo, volviendo a bajar al pozo como picador hasta que, tras una caída de 15 metros y posterior aplastamiento de dos vértebras, le concedieron una invalidez del 55%. Intentó montar un negocio, un restaurante, cosa que no le fue del todo bien. Mientras tanto, el salvador de los mineros y casi de la patria asturiana seguía con su cargo dentro de SOMA, combinando actos como el encierro de varios mineros y sindicalistas en el pozo con diversos temas turbios dentro de la organización. Desde 1999 hasta 2003 encontró un sillón más cómodo y alejado de su "querida" Asturias, en Madrid, en el Senado. En 2013 abandona finalmente su larga temporada como secretario general del sindicato minero por temas de enfermedad. 

De las últimas noticias que tenemos de José Ángel es que fue ingresado en el Hospital Central de Asturias, aquejado de una ansiedad días después de que se hiciera público que estaba siendo investigado por la Fiscalía ,sospechoso de haber ocultado 1,4 millones de euros a hacienda y tras haberse acogido a la amnistía fiscal de 2012 del ejecutivo del PP,

   A Gerardo lo pudimos ver en el programa presentado por Jordi Évole. Vive de acuerdo a sus convicciones, en Oviedo y con la pensión que le ha quedado tras la invalidez de la mina, sin cobrar ni un solo euro del que fuera su partido ni de su etapa como diputado.

   Dos vidas que empezaron casi paralelas y que ha llevado a uno y otro por caminos diferentes. Uno, renunciando constantemente a sus principios (si alguna vez los tuvo), traicionando a una clase obrera, a la identidad de una cuenca minera y con un dinero que, quizás en un momento le dio la felicidad pero que ahora le está quitando la salud. Y otro, que en cuanto vio que la dirección que llevaba su organización no era la que deseaba se retiró con total dignidad renunciando a los privilegios que podía tener por sus cargos, volviendo a la mina ("porque era mi profesión"). Sin un dinero que quizás no le hubiera dado la felicidad pero sí el placer de poder seguir viviendo con la cabeza bien alta y dormir con la conciencia tranquila.

    

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