lunes, 1 de diciembre de 2014

Limpieza en los estadios

   Hace unos días pensé en escribir una entrada sobre el deporte español o, más bien, sobre el "aficionado" español al deporte. Ese que quiere que gane su equipo por encima de todo (legal o ilegalmente, con espectáculo o sin él), el ciclista nato cuando corre Contador y que desconoce lo que es un pedal en una Amstel Gold Race, o aquel que el día que el amigo del difunto Botín deje el volante abandonará su pasión de toda su vida a la F1. Algún día quizás desglose un poco más este tema, pero ayer, último día de noviembre de 2014, han asesinado a Francisco José Romero, "aficionado" del Deportivo de La Coruña, un equipo de fútbol. 

   Este hecho abre una vez más el debate sobre la permisividad de los clubes de contar en sus estadios con grupos ultra, los cuales utilizan los partidos para realizar propaganda política y ejecutar la violencia. Una propaganda consistente en gritar consignas, portar banderas y pancartas en ocasiones anticonstitucionales y usar su grada para reclutar y adoctrinar adolescentes que buscan un referente social. Y una violencia en la que descargan todo su odio contra ideologías dispares a las suyas, aficionados del equipo rival o simplemente porque sí. 

   Muy pocos han sido los presidentes que han tenido la valentía de echar a esta gente de los estadios de fútbol, y el que lo ha hecho ha llegado a recibir amenazas de muerte. Otros, quizás por miedo, quizás por conveniencia, los han seguido manteniendo allí, en su rinconcito, por mucho que el Sr. Gil Marín se esmere en defender que desde el club se intenta echar a estos energúmenos. El hijo de "tal y tal" sabe de sobra quienes son los agitadores, con nombres y apellidos. Mucho no ha hecho cuando en el fondo se siguen oyendo consignas racistas y homófobas, amenazas a seguidores contrarios  y mofas a asesinatos perpetrados por compañeros de hinchada. Me refiero al asesinato de Aitor Zabaleta, aficionado (éste sin comillas) de la Real Sociedad, otro equipo de fútbol. 

   Curiosamente, el autor de la puñalada al seguidor donostiarra pertenecía al mismo grupo ultra que hoy tiraba al río al malogrado gallego, aunque los dos casos, en mi opinión, tienen poco que ver. Uno fue un ataque fascista arbitrario hacia un vasco que iba a ver a su equipo mientras que lo ocurrido la mañana de ayer deriva de una pelea entre bandas. A pesar de la diferencia, este hecho no hubiera sucedido si no se hubiera actuado con contundencia con este tipo de grupos, cosa de la que ahora, a toro pasado, se lamenta el ministro Wert. Quizás sea en esa escuela que está desmantelando donde se debería empezar a educar a los que posteriormente se llamarán Ricardo Guerra o José Luis Ochaíta. 

   Supongo que será difícil conocer la verdad de lo ocurrido ayer en Madrid Río. Hay tantos comunicados, los unos desmintiendo las versiones de los otros que resulta difícil hacer una versión creíble de los hechos. Pero si hacemos caso a la primera versión oficial de la policía, que hablaba de una quedada en las redes sociales, me parece una negligencia no haber declarado el partido de alto riesgo y dejar llegar a los hooligans gallegos a Madrid sin ningún tipo de control. Si, por el contrario, hacemos caso a las declaraciones de la delegada del gobierno de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, en las que decía que "debieron haber quedado por WhatsApp", me parece una torpeza suprema no tener intervenidos esos teléfonos de personas con antecedentes penales, consideradas por la propia policía como muy peligrosas y a las cuales siguen cada paso que dan. En cualquiera de los dos casos, negligencia o despiste, desde el Ministerio de Interior se deberían tomar algún tipo de responsabilidades. 

   Hoy es Francisco José, mañana puede ser cualquier otro si no se ataja el problema generado paralelamente a este escaparate mediático que llamamos fútbol. Vándalos los hay en todos sitios y estos son los principales culpables de todo lo ocurrido. Pero en mano de las directivas de los clubes, de la justicia y de los responsables políticos está limpiar los estadios de esta basura. 

1 comentario:

  1. Lei hoy, no se donde, la verdad, q los ultras tenian unas normas cuando se pegan, x por eso rara vez pasaban estas cosas..... O sea, te zurro, pero paro antes de matarte...... si lo controlo.....si no, mala suerte. Violencia por violencia, por subida de adrenalina, por gusto??? Mi cabecita nunca entendera esas cosas.....

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