miércoles, 19 de noviembre de 2014

La ilusión tiene un precio

   Es inevitable haber oído o leído comentarios sobre el anuncio de la lotería de navidad de este año que pronto cierra sus puertas. Algunos jocosos, otros críticos y, los que más, emocionados. Podéis llamarme insensible, pensar que no tengo ilusión, incluso tacharme de no tener ese espíritu navideño que por estas fechas a muchos os entra repentinamente. No voy a criticaros a vosotras y vosotros, quienes os emocionáis con el anuncio, ni a los que os gastáis un pastón en comprar décimos y participaciones por el que "y si toca...". Sólo os pediría que antes de ilusionaros y comprar leáis a este humilde y novato bloguero y luego cada uno que saque sus propias conclusiones y decida.

   Antes de hablar directamente del anuncio os expondré algunos datos sobre las ganancias del Estado con la lotería de navidad. Según un artículo encontrado en la página de laloterianavidad.com, perteneciente a la Editorial Prensa Ibérica, en 2011 el Estado recaudó 3.351 millones de euros, de los cuales se reparten en premios el 70% de la recaudación. Del 30% restante, sólo un 5% está destinado para gastos de gestión y administración. Así pues, el 25% de lo recaudado (838 millones de euros aproximadamente) va a parar a las arcas del Tesoro Público. Además hay que contar que desde 2013 el 20% de los premios superiores a 2.500 € se los queda también el Estado en concepto de impuestos. Y todo esto sin contar los billetes premiados no vendidos, los premios menores no reclamados, etc... Por lo tanto podemos decir que son más de 1.000 millones de euros lo que el Estado se apropia con la venta de la lotería de navidad.

   Dicho todo esto, con lo que algunas y algunos habéis empapado pañuelos de papel al ver como Antonio le guarda el décimo premiado a Manu es un anuncio publicitario. No difiere en nada que los anuncios que veis de marcas de coches, leche o juguetes. El objetivo de dichos anuncios es publicitar una marca (en este caso la lotería de navidad, propiedad del Estado) para vender y por lo tanto tener un máximo beneficio. Buscan la sensibilidad del público con un fin claramente lucrativo. Claro que habrá Antonios por el mundo, esa gente solidaria y pendiente de los demás. Pero hay muchos más Manus. Gente sin trabajo que lo ha perdido todo y no tiene ya no para comprarse un décimo de lotería, sino ni siquiera para pagarse su propia casa. 

   El mensaje del anuncio es claro: "por muy mal que estén las cosas, aunque les hayamos quitado el trabajo y la casa, ustedes tranquilos, mantengan la calma, compren un boleto de lotería y, como la ilusión es lo último que se pierde, tarde o temprano recibirán la recompensa". A cambio, mientras el público y potencial comprador del décimo espera pacientemente por el jugoso premio que puede llegar o, más que razonablemente probable, no llegar, a quien publicita este anuncio ya le ha tocado el premio gordo de 1.000 millones de euros que destinará a rescatar bancos, conceder suculentas obras a empresarios amigos o irse a ver a sus queridas a Canarias. 

   Nadie te va a regalar nada. La ilusión siempre tiene un precio. Algunos decidiréis pagarlo en forma de participaciones, décimos o incluso billetes. Lo respeto. Yo, en cambio, prefiero pagar ese precio trabajando y construyendo para que Manu encuentre una vida mejor.

1 comentario:

  1. .... y si esos 1000 millones sirven para recortar 1000 millones menos en Sanidad, por ejemplo?....
    .... y en las tómbolas/rifas caritativas, de asociaciones sociales, etc, alguien te regala algo?....

    .... y no se aprecia mejor el paisaje andando que corriendo?....

    (Provocando, que es gerundio)

    Ongi etorri berriz ere zure luma fin hori, aspaldiko!

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